Desde el 20 de diciembre, hemos entrado oficialmente en el invierno, la etapa más oscura del año. Decimos «oscura» porque en esta época las noches son más largas y los días más cortos. Además, si la lluvia y la niebla hacen su aparición, las horas de luz parecen reducirse aún más, hasta el punto de dar la sensación algunos días de que el día nunca amanece del todo.
Esta escasez de luz, sumado al frío, las heladas e incluso la nieve, nos invita a buscar refugio en casa y reducir nuestra actividad. El invierno es un tiempo de descanso, ideal para recargarnos de energía en preparación para la vitalidad que vendrá en la primavera. Por eso, es natural sentirnos más aletargados y menos inclinados a realizar actividades al aire libre.
En la naturaleza, el invierno simboliza un período de «muerte» o reposo. Los árboles pierden sus hojas y frutos, permaneciendo desnudos, mientras su actividad se centra en la mera supervivencia ante el frío y las heladas, preparándose para florecer en primavera. Los animales también responden a este cambio: muchos se aletargan o hibernan, conservando energía para los meses venideros.
Nuestra energía, al igual que la de los seres vivos que nos rodean, también disminuye. Desde la perspectiva de la Medicina Tradicional China (MTC), esta época del año se asocia con la energía Yin, femenina y descendente, y con el elemento Agua, que representa la introspección y el almacenamiento. Los órganos predominantes en esta estación son el Riñón y la Vejiga, los cuales están relacionados con la conservación de la energía vital, la fortaleza de los huesos y la salud del cabello. Según el MTC, este es un momento propicio para descansar, reflexionar y conservar nuestra energía. Sin embargo, en ocasiones eso no ocurre y el desequilibrio puede manifestarse en emociones como el miedo, la ansiedad o la falta de confianza en uno mismo y así como en enfermedades y síntomas.
En nuestras clases durante esta estación, trabajaremos desde esta energía Yin a través de secuencias que estimulan los meridianos de pulmón y vejiga. Estas prácticas fomentarán la introspección, la relajación y la sensación de seguridad.
Para potenciar nuestra salud durante el invierno, se recomienda consumir alimentos que nutran y calienten el cuerpo, como sopas, purés y guisos cocidos a fuego lento. Los frutos secos de temporada, como las castañas y nueces, también son ideales. Por el contrario, es importante evitar alimentos crudos o fríos que puedan alterar el equilibrio de la energía Yin.
Además, el descanso y la introspección son fundamentales. Actividades como disfrutar de una película, leer un buen libro bajo una manta o simplemente relajarse son perfectas para esta estación. Es igualmente crucial mantener el cuerpo abrigado, especialmente la zona de los riñones, que es particularmente sensible durante el invierno según la MTC.
El invierno nos invita a mirar hacia adentro, conservar nuestra energía y fortalecer la conexión con nosotros mismos. Es el momento de prepararnos para la renovación y el crecimiento que traerá consigo la primavera.
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