Nutrirse también es saber cuándo detenerse.
Cenar temprano te regala un descanso más profundo y una mañana más ligera.
En este mes lleno de eventos sociales —que suelen convertirse en comidas y cenas abundantes con amigos, compañeros y familia— quiero proponerte una acción sencilla pero revolucionaria para tu bienestar: cena temprano y ligero.
Quizá pienses: “Imposible, justo este mes tengo mil cenas y compromisos, es Navidad ”. Pero sí es posible hacerlo la mayoría de los días. Y un pequeño paso, repetido, vale mucho más que no hacer nada.
La idea es cenar entre 2 y 3 horas antes de ir a dormir y evitar alimentos pesados por la noche. Esto mejora el sueño, la digestión y te regala más energía al día siguiente.
El día que tengas una comida en la que sabes que vas a excederte, es muy fácil compensar por la noche con algo ligero: un yogur, una infusión o un caldo pueden evitar sobrecargar tu sistema digestivo y ayudarte a mantener tu propósito de bienestar.
Cuando toque cena social, puedes elegir entre cenar ligero o simplemente dejarte llevar y disfrutar. Cada día es único, y mañana siempre es otra oportunidad para volver a tu propósito. No se trata de privarte ni restringirte, sino de encontrar un equilibrio que te haga bien.
Ojalá este propósito te inspire y te sirva como una pequeña acción revolucionaria en un mes de excesos. Porque a veces, menos es más: más salud, más calma y más bienestar.

Deja una respuesta