Hidrátate con intención y siente cómo tu cuerpo te lo agradece.
Durante este mes de noviembre te invito a ser consciente de tu hidratación.
¿Bebes suficiente agua? ¿Te hidratas correctamente?
La hidratación es fundamental para el buen funcionamiento del organismo y para mantener la energía en el día a día. Beber suficiente agua es crucial: ayuda a regular la temperatura corporal, facilita el transporte de nutrientes y oxígeno a las células, lubrica las articulaciones y los tejidos, favorece la digestión y contribuye a la eliminación de desechos.
Mantener una buena hidratación no solo mejora el rendimiento físico y mental, sino que también favorece una piel más elástica, luminosa y saludable. Además, un cuerpo bien hidratado permite que el corazón y el cerebro funcionen de manera más eficiente, mejorando la memoria, la atención y la claridad mental. También resulta esencial para prevenir problemas renales e infecciones urinarias.
La hidratación es importante para todos, pero resulta especialmente relevante en las personas mayores. Con la edad, suele disminuir la sensación de sed y, por tanto, la ingesta de agua, lo que puede tener consecuencias negativas para la salud. Una correcta hidratación ayuda a cuidar los riñones, el corazón y el cerebro, y contribuye a mantener la memoria, la concentración y la vitalidad, evitando las “neblinas mentales” tan comunes en la edad adulta.
Por todo esto, te propongo ser más consciente de lo que bebes. La mejor elección siempre será el agua. Evita las bebidas azucaradas, carbonatadas, los zumos industriales y las aguas saborizadas. Puedes controlar tu consumo diario utilizando una botella o un vaso medidor. La recomendación general es de entre 1,5 y 2 litros de agua al día.
Si te cuesta alcanzar esta cantidad, empieza por incorporar un vaso de agua antes de cada comida: un pequeño hábito que marca una gran diferencia.
Otra excelente práctica es beber un vaso de agua al comenzar el día, preferiblemente tibia. Se dice que ayuda a activar el sistema digestivo, estimula el tránsito intestinal y mejora la absorción de nutrientes. Puedes potenciar sus beneficios añadiendo unas gotas de limón o una cucharada de vinagre de manzana sin pasteurizar.
Recuerda: el agua es vida.

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